viernes, 26 de agosto de 2011

Otra tonta historia de amor

 El invierno ya estaba bien entrado y las clases ya se habían suspendido varias veces dado a las tormentas de nieve. El frío era insoportable y no existían las chaquetas suficientes para calentarme bien. Siempre fui muy friolenta, por eso el invierno no es mi estación favorita.

 Lamentablemente mañana tendríamos clases igual que siempre. No hubo tormentas en el día y el canal del tiempo dice que tampoco las habrá en la noche, eso quiere decir, clases mañana lunes. El trabajo de física ya lo he terminado y la tarea de matemática también, es decir, tengo la noche libre para lo que quiera. Siendo un domingo, mis opciones de "lo que quiera" son bastante limitadas, con decir que solo son estar en internet toda la noche, leer, o comer como una vaca. Opto por el internet.

 Me meto en las típicas redes sociales. No hay mucho que ver, la gente no hace nada interesante al igual que yo. Invierno no es una estación muy activa que digamos. *Pop* tengo un nuevo mensaje. Es de mi mejor amigo.

 Hablamos un rato y luego me dice algo que capta mi atención "Sabes, me gusta alguien y bueno, te lo tengo que decir", en ese instante se hunde mi corazón, pues, el ha sido mi crush desde que recuerdo y bueno, que haya otra en sus ojos... no es muy lindo para mi corazón. Como buena amiga pretendo estar emocionada y le pregunto un montón de cosas. Lo único que capto son palabras como "es maravillosa", "hermosa", "única", "especial", "mi sueño" y la frase que más llamó mi atención fue "he estado ciego todo este  tiempo como para no darme cuenta de cuanto me gusta", eso quiere decir que probablemente yo también la conozca, y ahí me doy cuenta que no me ha dicho su nombre. Le pregunto pero lo que me responde es: te lo tengo que decir en persona porque si te lo digo por acá no me lo vas a creer. Obviamente eso abre mi curiosidad aún más, pero justo cuando le voy a reclamar se desconecta. La curiosidad me mataba pero ya era tarde y tenía que dormir, pues, mañana iba a ser otro lunes como cualquier otro y no me podía dar el lujo de trasnocharme.

 Soñé con todas las niñas de la promoción esa noche. La curiosidad me carcomía, era un sentimiento insoportable. Me preparo para ir al colegio pero justo antes de bajar mi mamá me dice que las clases se han suspendido. Sorprendida, le pregunto por qué, al parecer en la noche había caído una gran tormenta que el canal del tiempo no había previsto. Feliz, vuelvo a mis pijamas y a dormir.

 Despierto a eso de las 12. No hay mucho que hacer ese día. La curiosidad todavía me tenía nerviosa.

 Al día siguiente sucede lo mismo de la tormenta. Y al siguiente también, y al siguiente. Ya esto daba miedo. Ya era jueves y ni un día de clases. Vuelvo al internet y veo que tengo un mensaje. Un muchacho del colegio dice que si no hay clases mañana tampoco, hay fiesta en su casa por 1 semana de vacaciones no programadas, todos estamos invitados, eso quiere decir que mi mejor amigo va a ir y me va a tener que decir. No puedo esperar a que sea mañana y que tampoco hayan clases.

 Ya es viernes, y como si el destino estuviera a nuestro favor, tampoco hay clases dado a la nieve. La fiesta empezó para mi desde ahí.

 Ya en la noche estaba lista para salir. Mi mamá me lleva y la música esta a todo volumen. Todos estaban bailando cuando llegué. Tomo un poco de refresco y busco a mi amigo, pero el me consigue primero. Nos saludamos y hablamos un ratote. Estábamos en un rincón tranquilo y decidí que era el mejor lugar para preguntarle. El se ríe y dice "ella se encuentra aquí hoy, y no le he quitado los ojos en toda la noche"; brava y celosa, me volteo y veo a cada una de las niñas de la fiesta. ¿Será aquella, o ella? Me volteo para exigirle que me diga de una buena vez, pero justo cuando volteo mi cabeza hacia él, él se acerca. Quedo petrificada y no se que hacer. Lo miro a los ojos con confusión porque no sé lo que intenta. Se acerca un poco más y... me besa. Sus suaves labios rozan los míos con delicadeza y cierro los ojos para disfrutar mi primer beso. Se separa de mí y abro los ojos. Lo veo con confusión, ¿que sucedió con la muchacha que le gusta? Entiende la confusión en mis ojos, se ríe y me dice "Siempre, siempre fuiste tu" Río como una niña boba y lo veo a los ojos, le tomo la mano y me apoyo en su hombro, me acerco a su oído y le susurro "Nunca, nunca hubo otro".